La Corona de Acero resplandece en el Cono Sur de América

Por Reynaldo Mariqueo - 17 de noviembre, 2007

 

 

 

 

 

 

Hoy 17 de noviembre se conmemora el 147 aniversario
de la fundación del Reino de Araucania y Patagonia,
fecha declarada por Decreto Real del 6 de enero de 2001,
como el “Día de la Unidad Wallmapuche” o
“Día de la Unidad Nacional Mapuche.
En este artículo me propongo contribuir a disipar algunos
mitos que se han venido sosteniendo -en mi opinión-
deliberadamente por portavoces de la sociedad dominante
sobre su fundación, en particular el rol jugado por el
Rey Orélie Antoine y las autoridades del pueblo Mapuche.
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La Corona de Acero del Reino de Araucania y Patagonia

 

En primer lugar me parece importante hacer notar que la visión popularizada que hoy se sustenta sobre la formación del Reinado y del Rey Orélie Antoine tuvo su origen desde las más altas esferas de los Gobiernos de Chile y Argentina. Por lo tanto, el hecho que dicha versión haya sido promovida por una de las partes interesadas que -como sabemos- tenían previsto planes de conquista del territorio de la nación Mapuche, cuestiona la imparcialidad de la versión y, por consecuencia nos llama a la reflexión sobre los motivos de tal arremetida publicitaria, asunto que trataremos de explorar en este articulo.

 

Por otro lado es justo reconocer que los portavoces de los estados chileno y argentino tenían y tienen todo el derecho de promover teorías destinadas a explicar o justificar la anexión del territorio mapuche a dichos estados, evento concretizado décadas ulteriores a la formación (en noviembre de 1860) del Reinado Mapuche. Sin embargo, lo que no se puede aceptar es que esto se haga a costa de la verdad, la manipulación de los hechos, y por sobre todo, que para su cometido se utilicen como medio de persuasión la mofa, los ataques personales y raciales para desacreditar a quienes lo fundaron. Esta técnica comunicacional lejos de lograr sus objetivos, origina sospechas sobre las intenciones que se persiguen, lo que se esconde y… ¿por qué? despertando la duda y el cuestionamiento sobre la veracidad de lo que se trata de comunicar por quienes dicen tener toda y la absoluta verdad.

 

Para el observador neutral o carente de pasiones sobre las discrepancias históricas existentes entre el pueblo Mapuche y los estados chileno y argentino, les debe ser curioso comprobar que se ataque a las autoridades mapuches, se ridiculice sus ceremonias y se mofen del Rey Orélie Antoine para relatar un evento histórico en un periodo tan crucial para el pueblo Mapuche. Esta noción se ve reforzada, si se considera que, ante la opinión publica extranjera, la nación Mapuche era vista independiente y soberana y que por lo tanto toda iniciativa impulsada por las autoridades mapuches de entonces, eran justificadas, no solo porque estaban en su derecho, sino porque tenían la obligación moral de promoverlas en pro de la defensa de la soberanía de su nación.

 

El sostenimiento contemporáneo de esta campaña contra los soberanos, herederos del Reinado -después de casi 150 años de su fundación- es un indicativo del malestar que aun causa en ciertos círculos criollos su fundación y su actual existencia en el exilio en Paris, Francia.

 

Fundación del Reino de Araucanía y Patagonia

 

Me parece importante dejar establecido que, en los momentos de la fundación de la monarquía en el Wallmapu, la nación mapuche era independiente y soberana y, como tal nuestras autoridades tenían el pleno derecho, de establecer libremente el tipo de gobierno que entonces consideraron apropiado. La libre determinación es un derecho básico de todos los pueblos que por derecho natural le son inherentes, derechos que hoy le son reconocidos en las normas del Derecho Internacional, en particular la Carta de las Naciones Unidas, los dos pactos internacionales el de “ Derechos Económicos, Sociales y Culturales” ; el de “Derechos Civiles y Políticos”, principios reforzados en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, instrumentos internacionales ratificados por Chile y Argentina.

 

Considerando lo anterior, la fundación el 17 de noviembre de 1860 del Reino de Araucanía y Patagonia por las autoridades máximas del pueblo Mapuche y el ciudadano francés, naturalizado Mapuche Orélie Antoine, fue una decisión soberana de un pueblo que entonces ejercía en su territorio, como cualquier otro pueblo, su libre determinación. Las campaña publicitaria promovida por seudo historiadores, escritores de obras teatrales y versiones cinematográficas que trivializan el evento histórico y ponen en duda la legitimidad de su creación, apuntan a negarle al mapuche el derecho a decidir sobre sus propios asuntos y es lisa y llanamente una intromisión en los asuntos internos del pueblo Mapuche.

 

Si existiese un mínimo de respeto por los derechos del pueblo Mapuche, no seria difícil reconocer que este evento histórico formaba parte de un proceso sociopolítico de este pueblo, vinculado con las tradiciones culturales, cuyos lideres buscaban reestructurar sus instituciones nacionales y administrativas de gobierno, que en mi opinión fue una iniciativa totalmente racional por quienes se preocupaban del futuro de su nación, la paz y el bienestar de la población que representaban.

 

Fue también una movida diplomática acertada, que de haber prosperado habría cambiado el curso de nuestra historia, porque por primera vez las autoridades mapuches llegaban a la conclusión sobre la necesidad de buscar apoyo y reconocimiento internacional a su independencia por la que sus ancestros habían luchado, adquirido y salvaguardado por siglos, haciendo respetar la frontera establecida, mediante la negociación diplomática y el uso -en defensa propia- de la fuerza militar. Por lo tanto la clasificación de “autonomista” a los mapuches que hoy luchan por reconquistar los derechos de su pueblo, no les debería sorprender a nadie, si se considera que su lucha se fundamenta en eventos sólidos y principios independentistas forjados en batallas del pasado.

 

De acuerdo a las memorias del Rey Orélie, los mapuches discutieron la opción si crear un sistema de gobierno republicano o monárquico, inclinándose la moción de crear una monarquía constitucional y parlamentaria, todo esto y después de un periodo de consulta y deliberaciones en el Wallmapu promovido por los más connotados lonko (jefes) de la época. El proceso de consulta concluyo el 17 de noviembre de ese año (1860) después de una jornada de cuatro días de actividades que consistía en la aprobación de una constitución, la realización de un acto cívico-militar y la celebración de un Nguillatun, (ceremonia religiosa) y, como es habitual en la tradición mapuche, el evento finalizaba con una fiesta de convivencia en conmemoración de la fundación del Reino Mapuche.

 

Mediante un acto solemne lleno de simbolismo y en armonía según la ética y costumbre ancestral, los mapuches por decisión unánime de sus máximas autoridades civiles, militares y religiosas adoptaban un nuevo sistema administrativo de gobierno y proclamaron a Orélie Antoine I, Rey del estado Mapuche. Con esta movida política las autoridades mapuches inauguraban el inicio de una Monarquía constitucional, hereditaria y parlamentaria lo suficientemente legal y representativa que se prolonga hasta nuestros días al mando del Príncipe Felipe de Araucanía y Patagonia.

 

De esta forma el pueblo Mapuche modernizaba su organización social adaptándose a las circunstancias del orden internacional establecido, despojando el camino de obstáculos que hasta entonces la mantenía aislada del resto de las naciones independientes de América Latina. Esto nos demuestra además que los lonko reconocían la realidad que ningún sistema de gobierno –por muy avanzado que sea- permanece estático en el tiempo, siendo esta iniciativa una evidencia que admite que la población mapuche no estaba ni esta exenta de esa dinámica, propia de pueblos socialmente organizados, cuyos líderes políticos tenían visión de futuro.

 

Para comprender el apoyo de la población mapuche a la creación de un sistema de gobierno monárquico y del nombramiento de un Rey de origen extranjero, en mi opinión hay que entender por lo menos cinco factores que permitieron la conclusión de este acuerdo: el periodo histórico, la amenaza extranjera, el sistema tradicional de organización social, el significado de las ceremonias y la espiritualidad mapuche.

 

También es importante considerar el carácter del Rey Orélie Antoine, simpático y gentil, experto en derecho y la diplomacia occidental, cualidades que le permitió una rápida inserción en la sociedad mapuche, ganándose la confianza de la población y sus autoridades. El Rey Orélie Antoine denuncio públicamente como ilegales las pretensiones del estado chileno, cuyas autoridades afirmaban tener derechos de dominios, heredados de España, del territorio de la entonces independiente nación Mapuche.

 

Los alegatos entre el Rey Mapuche y los gobiernos de las nacientes republicas de Chile y Argentina se intensificaron, después que el Rey Orélie fuera secuestrado dentro del territorio Mapuche cerca de la frontera por un pelotón del ejército chileno. Como se sabe las autoridades chilenas trataron de juzgarlo en cortes que no tenían jurisdicción en la Araucanía y bajo leyes inaplicables fuera de sus fronteras. Como mencionaba anteriormente la Corona de España reconoció la independencia de la nación Mapuche el 6 de enero de 1641 mediante el tratado de Killen que estableció como frontera el río Bio-Bio, frontera que fuera subsecuentemente ratificada por España a través de una treintena de tratados bilaterales, frontera vigente al momento de la creación del estado chileno en 1810.

 

El secuestro del Rey Orélie fue un golpe publicitario adverso para la republica chilena porque dejo establecido ante el mundo que la nación mapuche era verdaderamente independiente, que existía una frontera y que su población era libre y soberana porque ejercía su libre determinación. A la luz de los hechos, quedaba demostrado que Chile no tenía bases jurídicas ni históricas para reclamar herencia de territorios que España había reconcido independiente, nunca ejercido soberanía y por lo tanto no tenía jurisdicción sobre ella.

 

Imposibilitado de juzgar al Rey Orélie o asesinarlo físicamente (gracias a la intervención del gobierno de Francia) los gobiernos de Chile y Argentina se embarcaron en una furiosa campaña publicitaria encausada a asesinar su carácter. Lo tildaron de loco y lo internaron en una casa de orates, antes de ser expulsado de Chile. Con esta maniobra pretendían restarle importancia a la formación del Reinado Mapuche al mismo tiempo que les servio para lanzar la campaña de descrédito personal del Rey Orélie, afirmando y aun siguen sosteniendo, que la formación del Reino de Araucanía y Patagonia fue la acción de un “aventurero excéntrico” , de un “desequilibrado impostor” , “un aventurero loco” , que se “auto proclamo Rey” , son solo algunas de las expresiones conque se le asocia o identifica en la “historia oficial” de ambos estados.

 

Uno de los relatos curiosos son la persistente alusión a las vestimentas del Rey Orélie, el hecho que haya usado el makun (poncho) el trarilonko (cintillo), se haya dejado crecer su cabellera al estilo mapuche y hablara el mapudugun el idioma mapuche, fueron todos ingredientes considerado por el winka (no mapuche) como gracioso o extraño y utilizados para ridiculizarlo, incitar la mofa e ironía contra el soberano. Una sociedad fundada en valores culturales euro centrista no podía aceptar que un europeo adquiriese aspectos de la “cultura de los salvajes”, aludiendo que por el hecho de usar el poncho y el trarilonko mapuche el Rey Orélie Antoine estaría incapacitado para dirigir el estado mapuche.

 

El Rey Orélie Antoine refiriéndose a la relación establecida con los lonko y el pueblo Mapuche de las diferentes regiones del Wallmapu, en una de sus entrevistas comentaba: “había aprendido su lengua y no ejercía nunca mi influencia si no era por su bien. Es así como pronto mi imperio se estableció irresistiblemente sobre ellos. Me querían. Gozaba de su absoluta confianza, pues no les había engañado nunca, ni decepcionado. Pronto […] me proclamaron y me aclamaron como su soberano…” . (1)

 

La organización tradicional Mapuche y el sistema Monárquico

 

En relación a las dudas creada por los portavoces o seudo historiadores de la sociedad winka sobre una supuesta falta de coherencia por quienes se inclinaron en crear un sistema de gobierno monárquico y no republicano, afirmando que es un sistema antagónico a la organización tradicional de los mapuches. Esta suposición es antojadiza y típica de quienes emiten juicios sin antes informarse de nuestras tradiciones, costumbres y sistema de organización social, pero que sin embargo por contar con el respaldo de los medios de comunicación masivo, pasa a constituir la “versión oficial”, visión que prevalece y se fomenta a través de los sistemas educacionales a toda la sociedad, incluyendo a los propios mapuches forzados a formar parte. Sin embargo, este argumento sobre un supuesto antagonismo entre ambos sistema de organización social, no es tan correcto como veremos mas adelante.

 

Para entender la lógica que motivó a las autoridades mapuches crear un sistema monárquico y no republicano, hay que considerar los 324 años (1536-1860) de interacción con la Corona de España, la Iglesia Católica y las republicas emergente, periodo en que sin duda los mapuches se familiarizaron sobre la cultura occidental y el funcionamiento del sistema monárquico. De tal forma que la adopción de aspectos de la cultura occidental no debería asombrar a nadie, siendo la decisión de elegir el sistema de gobierno que entonces se dieron, un resultado de esa tendencia e interacción. También vale hacer notar que en ese periodo el sistema de gobierno monárquico operaba en casi toda Europa, modelo que hoy aun existe en un importante número de países de la Unión Europea.

 

Hay que destacar además que durante esos siglos de inter-relación con España se celebraron una treintena de tratados y parlamentos de diversas índole, durante el cual hubo guerras pero también largos periodos de paz, en particular después del tratado de Killen en 1641 que estableció la frontera entre la nación Mapuche y los territorios administrados por España, lográndose desarrollar las relaciones bilaterales a todo nivel; como se sabe existió un fluido intercambio comercial, diplomático y de cooperación entre ambas naciones.

 

La formalidad de las relaciones con España llegó a tal punto de desarrollo lográndose que, en abril de 1774, según lo establece el “Acuerdo de Santiago” la nación mapuche asigno 4 embajadores en la ciudad de Santiago, en representación de los meli wixan-mapu o cuatro füthamapu; es decir un embajador por cada región geográfica, que antes y durante el contacto con España, mantenían un alto grado de autonomía regional dentro de la Araucanía y Patagonia o Wallmapu como hoy se le conoce.

 

Como se sabe, todo tratado internacional demanda obligaciones entre las partes contratantes y, dentro de los compromisos contraídos por las autoridades mapuches, incluía aceptar a los misioneros realizar su labor evangelizadora en áreas específicamente indicadas por las autoridades mapuches y bajos su protección. Como resultado de estos acuerdos la Iglesia estableció desde sus comienzos algunas parroquias en la Araucanía, en efecto “los primeros franciscanos llegaron a Penco el 9 de noviembre de 1553” (2). En los conventos que se establecieron además de propagar la fe cristiana, eran para los mapuches verdaderos centros de aprendizaje de la cultura occidental, se les enseñaba leer y escribir el idioma castellano. Estos enclaves occidentales dentro del territorio mapuche creo naturalmente el rose cultural con la elite mapuche ya que a ella concurrían, además de los jóvenes lugareños, los hijos de los lonko, permitiendo que muchos de ellos, además de aprender el idioma castellano, les servia para ampliar sus conocimientos sobre el mundo occidental y europeo en particular.

 

A esto hay que sumar los enclaves establecido por España en algunos puntos comercialmente estratégicos dentro del territorio Mapuche en beneficio mutuo y naturalmente con el consentimiento de las autoridades mapuches, como lo fue el puerto de Valdivia. Si se considera todos estos elementos, que demuestra la fluida interacción social en la vida cotidiana y por los exponentes de ambas culturas, destruye la versión de un gran número de autores winka que afirman que los mapuches fueron “engañados por Orélie Antoine” , porque supuestamente los mapuches no entendían la cultura occidental ni que consistía un gobierno monárquico.

 

También llama la atención el menosprecio que tienen estos mismos intérpretes de nuestra historia, sobre la participación de las autoridades mapuche (lonko, machi, toki, nge npiñ, werrken, weupife, etc. ) en la fundación del Reinado, los que son vistos como meros espectadores del evento histórico. Con la exclusión de los lonko en la formación del Reinado se busca justificar la noción (ampliamente divulgada) que Orélie Antoine se habría “ auto proclamado” Rey de la Araucanía y Patagonia. Por otra parte la ignorancia de los historiadores winka sobre la estructura organizacional tradicional del pueblo mapuche y el significado de sus asambleas y tradiciones, los relegan solo al uso de la artimaña especulativa con un tinte de racismo, ironía, burla y falsedades sin límites.

 

El otro elemento importante que también hay que considerar son algunas tradiciones culturales que hoy los mapuches siguen manteniendo, como por ejemplo, los cargos o títulos de los lonko (jefe local) que por lo general son hereditarios, esta tradición no es muy diferente a los títulos de nobleza, tales como los condes, marques, duques, etc. cuyos títulos, como sabemos, son hereditarios. A esto hay que sumar que en tiempos de guerra el Consejo Nacional de Lonko nombraba a un Toki (jefe supremo) el cual también era el jefe del Gobierno cívico-militar que se organizaba, durante la permanencia del estado de guerra existente en el país Mapuche.

 

Por su parte, el papel del Machin (3) institución religiosa, integradas por las (los) machi (guía espiritual) que, como la Iglesia Católica, ejercían indudable influencia en la toma de decisiones y la conducción de políticas del Consejo Nacional de Lonko, la profecía de las/los machi sobre la llegada al Wallmapu de un kume fütha winka (hombre blanco honorable) que vendría a luchar hombro a hombro junto con los mapuches para defender el Wallmapu, tuvo enorme influencia en la aceptación de Orélie Antoine como el Fütha Apo Toki o Rey del pueblo Mapuche.

 

Finalmente también vale tomar en cuenta que la estructura de gobierno creada con la formación del Reinado, no cambiaba mucho la estructura de la organización social tradicional del pueblo Mapuche, por ejemplo el Fütha Toki paso a ser el Rey, el Consejo de Fütha Lonko o (consejo de ancianos) en Consejo del Reino y el Consejo Nacional de Lonko en Consejo de Estado y, algunos de los cuales fueron asignados a ocupar diversas carteras ministeriales, mientras otros lonko fueron nombrados generales pasando integrar el Consejo de Guerra, por su parte el toki de entonces, en este caso el Toki Kilapan, fue nombrado Ministro y Jefe del Consejo de Guerra.

 

La Legitimidad del Reino de Araucanía y Patagonia

 

Aquí vale destacar que la formación del Reino de Araucanía y Patagonia fue instituida por las mas connotadas autoridades del pueblo Mapuche de la época, tales como los Lonko Mañil, Toki Kilapan, Lonko Montril, Lonko Quilahueque, Lonko Calfuchan, Lonko Mariluan y las autoridades del Puelmapu encabezadas por el lonko Kalfukura, todos ellos integrantes del Consejo de Guerra de la nación mapuche, por lo tanto eran los responsables de estar al mando de las tropas del estado Mapuche. Ellos mejor que nadie sabían de la amenaza omnipresente que Chile y Argentina representaban para la seguridad e integridad nacional del país Mapuche, situación que se podía palpar por la introducción de decretos leyes simbólicos de carácter expansionistas, incursiones militares en la frontera y los llamados de invasión por personeros de gobierno; a esto hay que considerar el inbalance del poderío militar, la falta de reconocimiento a la independencia mapuche por otros gobiernos y la inexistencia de relaciones con otros estados.

 

Entonces, si nos situamos en ese periodo histórico, la alta representatividad de las autoridades mapuche en la fundación del Reinado es totalmente comprensible. Es mas en mi opinión fue una decisión hábil porque dadas las condiciones existente donde la amenaza a la paz era evidente, el sistema de gobierno que daba mayor garantía de funcionamiento para conducir el país y manejar las relaciones diplomáticas era el monárquico al mando de un europeo, que pudiese lograr el reconocimiento internacional de nuestra independencia y apoyo militar para defender la frontera, aspiración que nosotros los mapuches hoy deberíamos aplaudir.

 

Para comprender el derecho consuetudinario o costumbres de comportamientos de los mapuches entre si y la sociedad, veamos algunos ejemplos: Durante la Guerra de Arauco y una vez concluida la guerra, si el Toki sobrevivía físicamente la guerra, su prestigio y su titulo no caducaba, las autoridades mapuches y la población le seguían identificando como el Toki y automáticamente pasaba a formar parte del Consejo de Ancianos y, el día de su muerte era enterrado con todos los honores propios a su rango de Toki. En el caso de los lonko los títulos son hereditarios, de acuerdo a esta tradición podemos afirmar que el nombramiento de Orélie Antoine de Fütha Apo-Toki es el equivalente al titulo de Rey con todas las facultades que ello significa y representa, en términos europeo y universal, además de ser un titulo hereditario que por lo tanto trasciende en el tiempo.

 

Otro de los detalles importantes que los “expertos” de la Monarquía Mapuche ignoran son el tipo y significado de las asambleas mapuche, el Fütha Koyog era un parlamento o asamblea cívico-militar-religioso que tenia carácter sagrado, era un evento solemne en la que se observaban procedimientos éticos de acuerdo a las costumbres ceremoniales ancestrales propias de la cultura Mapuche y solo era convocada por el Consejo Nacional de Lonko. La asistencia de los representantes de todos los meli wixan mapu era obligatoria e inexcusable.

 

El Consejo Nacional de Lonko, órgano supremo del pueblo Mapuche estaba integrado por representante de los Meli Wixan-Mapu. Si uno de los wixan-mapu o Füthamapu no concurría a la asamblea esta se realizaba de todas maneras y sus resoluciones o dictámenes eran inapelables. Esto explica que los representantes de un sector del Puelmapu que no llegaron a tiempo al acto de formación del Reinado, hayan acatado, sin reserva, la decisión tomada en el Fütha Koyog de noviembre de 1860 en representación de los Füthamapu presentes y que hayan confirmado su adhesión (algunos días mas tarde) a los acuerdos tomados. Hay que señalar que el Fütha Kollog solo se convocaba para tomar decisiones de carácter nacional y sobre temas específicos, tales como para elegir o confirmar al Toki, celebrar tratados, declarar la guerra o aprobar los términos de paz.

 

El otro asunto que hay que considerar sobre la adhesión generalizada del mapuche al proyecto monárquico, esta vinculada estrechamente con la espiritualidad mapuche, es el papel que desempeñan las/los Machi (guía espiritual) en la vida social y política a través de las diversas ceremonias tanto civiles como militares que se desarrollaban y aun se desarrollan dentro del pueblo Mapuche. Existe una gran cantidad de testimonios que señalan que los/las Machi habrían anunciado el advenimiento de Orélie Antoine y la importante misión que iba a desempeñar en la lucha del pueblo Mapuche, agregando con ello un elemento místico a la asignación de Orélie Antoine al trono de Araucanía y Patagonia. La profecía ( wuldugun ) es revelada durante la ceremonia Nguillatun (una de las ceremonias religiosas mas solemnes del pueblo Mapuche) en el cual (el) o la sacerdotisa ( p ewun-machi) durante la cúspide de la ceremonia es posesionada por el espíritu ( pilly) y entra en trance ( küimi ), quien asistida por su interprete ( ngechalmachife ) transmite la profecía sobre acaecimientos relacionadas con la comunidad y el pueblo Mapuche.

 

Un pueblo como lo es el mapuche profundamente creyente en la divinidad de los espíritus, la fuerza de la naturaleza, la madre tierra y en Ngenechen (Dios), el anuncio de las/los machi causo una gran expectación dentro del conjunto de la sociedad mapuche, es por ello que podemos concluir y entender el porque de la aceptación y el apoyo unánime que brindara el pueblo Mapuche a Orélie Antoine y los lonko promotores del gobierno Monárquico.

 

Considerando lo anterior podemos concluir que el nombramiento de Orélie Antoine como Rey de la Araucanía y Patagonia cumplió con todos los procedimientos institucionales normales y hasta espirituales de la nación Mapuche, enmarcado en la tradición que forma parte del derecho consuetudinario del pueblo Mapuche y por lo tanto del derecho internacional.

 

Si consideramos todos estos elementos podemos razonar sin mayores reserva, que el Reino de Araucanía y Patagonia fue legítimamente instituido y a pesar que para algunos les resulte chocante, emergió de manera natural, esto justifica que por casi un siglo y medio de su fundación siga vigente porque representa una ordenanza histórica tomada con el consentimiento libre e informado de nuestras autoridades ancestrales, previa a la anexión, división y reparto de nuestro territorio por los países vecinos.

 

Es mas el Reino de Araucanía y Patagonia no solo es una institución soberana, legalmente constituida, sino también moralmente valida, porque es el resultado de una decisión tomada por un pueblo que era libre y soberano que ejercía su libre determinación, por lo tanto anterior al genocidio y la subyugación que el pueblo mapuche fuera victima de parte de los estados chileno y argentino. Es por ello que hoy puede con o sin el beneplácito de las autoridades chilenas o argentinas, ser reactivada y reinstituida en el Wallmapu, dependiendo de condiciones que den garantía de una decisión libre e informada, convenida por las autoridades y dirigentes del pueblo Mapuche conjuntamente con la Casa Real que encabeza el actual sucesor, el Príncipe Felipe de Araucanía y Patagonia.

 

¡ Marrichiweu !

 

Bibliografia:

 

Historia del Reino de Araucania – Una dinastía de príncipes franceses en América Latina. Philippe, Príncipe de Araucania – El Dorado Biblioteca Hispanoamericana.

Cuatrocientos Años de Misión entre Los Araucanos. (p. 56). Albert Noggler (Capuchino). Editorial San Francisco, Padres Las Casas, Temuco, Chile.

Mapuche Ayer - Hoy. Martin Alonqueo Piutrin. Editorial "San Francisco", Padre Las Casas - Chile. 1985


Reino de Araucania y Patagonia